jueves, 29 de diciembre de 2011

Una sonrisa es una forma económica de mejorar tu aspecto.

Esta peculiar mañana de Navidad me he permitido el lujo de despertarme tarde. He abierto los ojos cuando la luz del Sol ya era totalmente dueña de mi habitación. He sido consciente de lo agusto que estaba entre las sábanas, pero ya era hora de empezar el día. Y he tenido el impulso de ir hacia el espejo por quién sabe qué razón. No ha sido una buena idea; el amor propio ha quedado perdido en el abismo. Quizá fuera la iluminación, o quizá mi estado de ánimo, o quizá mis ganas de crecerme, pero esta mañana no he sido capaz de aceptarme ante mi cruel compañero, y he sentido el peso de mi abatimiento al reconocer que me ha ganado de nuevo. Pero qué mejor manera de empezar el nuevo año que sonriéndole a mis defectos, asegurándome así un mejor comienzo para dejar fluir mi ya olvidado fuero interno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario