sábado, 24 de diciembre de 2011

A, B, C... easy as one, two, three.

Tenues pecas estampadas en una piel hermosamente pálida. Sus menudos ojos acaramelados hacían conjunto con su pelo rizado, que a su vez resaltaba el casual gorro que había osado ponerse esa tarde. A veces me parece ser la única que reconoce al ángel que tiene delante, aquel que ríe dejando entrever una cálida sonrisa inocente, y que para mí suele ser un torrente desbordado de humanidad que me hace más persona en un mundo tan complejo. Con ella, mi gota de agua, mi alma gemela, no existe la línea que divide lo absurdo de lo coherente, cualquier estupidez es bienvenida a un mundo que a veces olvido que no es nuestro. Es difícil acordarse cuando cantas bajo una Luna que parece invitarnos a adueñarnos de las estrellas, y sobre un mundo que nos incita a reinar sobre las calles de El Ejido. Somos exteriormente tan opuestas... y sin embargo tan idénticas por dentro, que es el complemento perfecto que me hace encajar en el mundo y conectar con la existencia todos los días en los que me acompaña su presencia. Aún hoy quedan en mi fuero interno restos de su magia, y por eso sé que hace tiempo que pasó a ser una droga inprescindible que no quisiera parar de consumir.

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