miércoles, 30 de enero de 2013

Superfluo enero

Iluso.
No te engañes; éramos dos débiles que se hacían grandes.

Cruel, y ruin.
Me suministraste sutiles dosis de ti, que me devolvían lo que era, y ya solo queda lo que llegamos a ser. Me arrojaste tu encanto con un torrente de ideas nuevas, de expectativas, de noche, de tantas lunas, de canciones, de letras, de metas, de gritos ahogados que fueron  libres, de ganas de vivir más a tu manera, tan mía. 
Pasado.


Presente.
Te odio. Por momentos te odio. Has de saberlo. Querías hacerme fuerte, lo conseguiste y tal vez te arrepientas. Querías hacerme fuerte... ¿Dónde han quedado esos días, esas promesas, y esos triunfos? ¿Y en qué parte de ellos te has quedado tú? No estás. Aparece. ¿Aparece?
Hipócrita.
Estás siendo lo que odias. Te has abandonado y no puedo ayudarte a encontrarte. Hazlo tú solo, te vendrá bien. No sabes hacer nada. Estúpido. Torpe. Imprudente. Débil. Por querer buscar una solución, huiste, y por huir te has perdido. Te has destrozado. Y no te echo de menos. Te veo y no deseo acercarme. Porque no estás.
Eres injusto.
Devuélveme ¿devuélveme? lo que me mostraste, lo que me fascinaba. Joder, ¿qué hago con tus cosas? "Estoy aquí contigo" ¿Estás aquí conmigo? "Eres..." "Eres..." "Eres..." ¿Lo soy aún? "Yo, tú" ¿Yo, tú? Entiendo. Ya son recuerdos, ¿qué hago con ellos?
Te los regalaría porque duelen. Sufre tú.

A pesar de todo; si sonríes, sonrío... Interiormente.

Deja tu lado encantador enterrado, tal y donde lo tienes. Así es todo más fácil. Perdiéndote estás perdiéndome. Cada vez más.

Mejor así. Ya apenas escueces.

Solo lo que fuimos me golpea la conciencia a menudo, pero la hago callar. 


lunes, 7 de enero de 2013

Enero

Sé que no te he escrito nada desde que empezó el año, sé que te tengo a ti, pero esta semana ha sido tan catastrófica que no he querido escribir sobre ello. No me creía capaz de recordar un día entero todas las noches.
Contigo sano. Limpias mis heridas. Por eso cuando te echo en falta agudiza el dolor que llevo arrastrando; parece que ya vive conmigo. Ya sí puedo hablar sobre el vacío, sobre la muerte en vida. Realmente creo que lo que no nos mata nos hace más hijos de puta. Quizá esta era la paliza que necesitaba para dejar de ser un poco más débil, para enfrentarme a mí misma y al mundo sin tener que engañarme. Realmente creo que puedo ganar, ganarme. Me has dado tanto que, verdaderamente, no sé cómo puedes soportarme.
Necesitaríamos una casa como la de Benjamin y Daisy para poder escapar. 
Y como eso es tan imposible, voy a levantarme de la cama (la cual considero ya una tumba), y coger un libro. Ellos también son mi medicina. A falta de ti buenas son las historias de ficción.