sábado, 17 de diciembre de 2011

La juventud no es un tiempo de la vida, es un estado del espíritu.

"Si fuera más guapa, y un poco más lista..." Los árboles van dejando paso a la tenue luz del mediodía mientras mis labios tararean dulces la canción de Jueves. Qué bien sienta un pequeño paseo entre las calles desiertas cuando sabes que tu destino está lejos y los rayos de sol tan cerca que penetran en la piel dejando tras ellos una leve sensación de bienestar. Los escasos resquicios por los que el sol consigue pasar se agradecen en esta común tarde de Diciembre. Llego a un pequeño parque que suele estar deshabitado exceptuándo ciertos días a cierta hora y en exclusivos momentos, en el que me encuentro ahora. Inevitablemente una señora mayor pasa peligrosamente por mi lado, marcando en el escaso espacio que nos separa un abismo infinito, definiendo a un más los polos opuestos que somos. Después de ese breve pero intenso instante, no puedo evitar pensar en lo mucho que esa señora ha podido ver su pasado reflejado en mi, y cómo yo me he visto en ella dentro de quién sabe cuánto tiempo; sentada en un banco a esa hora de esa tarde un día frío de Diciembre, viendo a jóvenes cómo la que un día fui vivir inocentes su vida.

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