domingo, 22 de enero de 2012

Un día más de aquel Agosto de 2011.

"La quiero", dijo orgulloso. "No puedo evitarlo".
Ese "la quiero", tan alto y claro, me llegó y me hizo daño. Teñido de dolor, sufrimiento, desesperación y añoranza. Pero sobre todo de amor. De un amor que fue grande. Es cruel ver el corazón roto de los demás. Lo arrancan, juegan con él, llevándolo a lo más alto para luego dejarlo caer, y pisotearlo para que luego el dueño pueda venir a recoger los pedazos. Fue ahí cuando me di cuenta de que yo nunca he querido a nadie. Me percaté del echo de que no sé qué es querer. Querer de verdad, con locura. Y me da miedo llegar hasta tal punto, porque el amor nos hace fuertes, pero a la vez es nuestra mayor debilidad. Nos hace vulnerables.

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