viernes, 6 de enero de 2012

Hay gente que permanecerá en tu corazón, pero no en tu vida.

Revivo una y otra vez en lo más profundo de mi razón los últimos días de un inolvidable octubre, que pudieron ser mucho más de lo que fueron. Podría haberme empapado de él hasta saciarme, aunque los grandes detalles no me supieron a poco. Cada pequeño gesto hizo que casi tres meses después lo hicieran tan imprescindible en mi aburrida realidad, consiguiendo que aun en la distancia lo sienta tan cerca. He perdido la cuenta de las infinitas veces que lo he imaginado a mi lado, siempre presente, siempre con nosotros, siempre impecablemente evidente; dándole a la existencia esa sutil chispa que necesita para ser totalmente perfecta. Por eso, llevo la cuenta de los días que faltan para volver a respirarlo; el día en el que Alejandro Berni ilumine El Ejido y brille con luz propia; cálido y más real que nunca. Aunque consiga destrozarme tras su marcha, volvería a vivirlo una y mil veces sin dudarlo. Al igual que sé con certeza que cuando se vaya, inevitablemente una parte de mí se irá con él.



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